BASÍLICA SANTA ROSA DE LIMA: NUESTRO ORIGEN, NUESTRA CASA  


La Basílica Santa Rosa de Lima es un templo católico ubicado en la intersección de la avenida Belgrano y la calle Pasco, en el barrio de Balvanera, Buenos Aires. Santa Rosa de Lima es la patrona de la independencia de Argentina, lo que motivó la construcción del santuario en 1926. Este emblema de fe y comunidad ha enriquecido la vida espiritual de sus feligreses durante más de 90 años. Su historia se remonta a 1913, un año marcado por el espíritu de unión y esperanza.

Corre el año 1913… El barrio porteño de Balvanera comienza a tejer su identidad. Los vecinos recorren sus calles y se sienten orgullosos de los majestuosos edificios que adornan la zona con su arquitectura europea: el Centro Gallego, el Spinetto, el Hospital Español. Disfrutan también de paseos en aquel espacio verde que, antaño, fue un cementerio y que ahora conocemos como la Plaza 1° de Mayo.

Sin embargo, en estas calles bulliciosas falta un refugio espiritual: una casa para orar, un lugar sagrado donde encontrar el sosiego que viene de Dios.

Como comunidad activa, en 1913 los vecinos formaron una comisión para recaudar fondos y donativos. Esta noble iniciativa contó con la aprobación y un importante aporte inicial del Arzobispado de Buenos Aires. Buscaban un terreno, alguien que los ayudara… El Espíritu los animaba.

A pesar de todos los esfuerzos, lo recaudado no era suficiente. Pero cuando la fe es verdadera, Dios no abandona a sus hijos. Fue entonces cuando apareció uno de los personajes clave de esta historia: María de los Remedios Unzué de Alvear, quien donó tanto el terreno como la edificación de la iglesia.

Los trabajos de construcción comenzaron el 3 de enero de 1926, fecha en que se colocó la piedra fundamental. El proyecto y la dirección de obra estuvieron a cargo del arquitecto Alejandro Christophersen, mientras que la construcción fue realizada por el ingeniero Andrés Millé. Christophersen se inspiró en la Catedral Saint-Front de Périgueux y el Sacré-Cœur de París, Francia, dándole a la basílica un estilo que él mismo denominó “románico-bizantino de Périgord”, en cumplimiento del deseo de los principales donantes. La construcción, que duró ocho años, constaría de tres niveles: cripta, templo y cúpula.

Inicialmente, se habilitó la cripta, que funcionó como templo principal desde el 1 de enero de 1929. Los vecinos de Balvanera ya tenían su lugar sagrado. Ese año se celebró el primer bautismo y, dos días después, el primer casamiento.

Así, los vecinos de Balvanera vieron cumplido su sueño, movidos por la fe y unidos en una comunidad que poco a poco creció, forjando un profundo sentido de identidad y pertenencia.

El padre Benito Barbarossa, primer párroco de la basílica, lideró con dedicación a esta emergente comunidad, marcando el inicio de un legado que perdura hasta hoy.

Un largo camino con perfume a Evangelio los esperaba…

Con su majestuosidad arquitectónica y su profunda espiritualidad, la Basílica Santa Rosa de Lima sigue siendo un símbolo de fe, esperanza y servicio. Ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia, continuando su misión de forjar identidad y pertenencia en el corazón del barrio porteño de Balvanera.

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